viernes, 6 de junio de 2008

EL NIÑO EN EL ESPEJO

El siguiente es un pequeño relato que hace algunos días escribí escuchando una canción de Sonic Youth, de la cual no recuerdo el nombre. No soy sádico, ni asesino, ni satánico (adjetivo preferido de los miedosos e ignorantes) ni nada por el estilo, esto es simple y llanamente el fruto de mi imaginación influida por una canción.

Me habló un niño en el espejo, me platico de los dulces golpes que le daba su padre querido.
Me dijo que su padre era rubio y que siempre vestía de blanco, me dijo que solo venía por las noches y que brillaba más que el sol.
Me dijo que lo marcaba con hierro vivo, me dijo que lo azotaba con un majestuoso látigo negro, me dijo que lo quemaba con su fulgor. Lo protegía del injusto bien del mundo, no había mejor y más sana maldad que la de su padre, nadie lo haría más feliz que el.
Me habló un niño en el espejo, estaba hinchado y sangrando, disfrutaba su condición, platicaba con gusto los maltratos de su amado padre, platicaba con nostalgia la malévola paz que le infundía; me dijo que lo colgaba del cuello, me dijo que lo sumergía en la tina del baño con agua hirviendo, me dijo que curaba sus heridas con sal, me dijo que se retiraba al cielo antes de amanecer, me dijo que lo quería mucho y que no había nadie mejor que el. Me habló un niño en el espejo, me dijo que ya no estaba en su casa, que su padre le había dado el más precioso de los castigos, me dijo que lo había clavado en la pared, que lo había coronado como un rey, me dijo que le rompió las piernas y que le clavo un cuchillo en el costado; me dijo que así se durmió y que ahora siempre despierta en un lugar nuevo, detrás de un espejo.

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